Escultura de cerdo de Mario Lopez Torres, firmada c. 1970

En las montañas de México, el diseñador de muebles y maestro tejedor Mario Lopez Torres trabaja con materiales orgánicos de origen local para elaborar minuciosamente complejos y elegantes objetos decorativos , mesas y asientos .

Originario de Ciudad de México, Torres fue aprendiz de su padre, que era fotógrafo profesional, y a los 13 años se matriculó en una escuela de bellas artes, ya que para entonces se había interesado profundamente por la ilustración y el trabajo con arcilla. A los 20 años, Torres persiguió su sueño de diseñar muebles, concretamente, tejidos. Viajó a Altepexi, un municipio de Puebla, para aprender cómo sus artesanos tejían obras con un junco vegetal originario de la región.

Torres buscó la tutoría de los prevalentes artistas Ana Pellicer y James Metcalf para aprender a trabajar el metal, ya que necesitaría crear armazones de latón y cobre que sostuvieran sus estructuras tejidas. Torres viajó a Estados Unidos para adquirir equipo para trabajar el metal y estableció su propio taller en un pequeño pueblo de montaña, de vuelta a México.

Torres puso sus manos y su imaginación a trabajar: cosechó hileras de chuspata, que es un junco que crece abundantemente en las orillas del lago de Pátzcuaro, en Michoacán, y soldó armazones alrededor de los cuales se teje el junco. Vendió su primer mueble en 1974.

En la actualidad, Torres crea obras que se caracterizan por su afinidad con la naturaleza. Sus lámparas de pie de palma llevan ratán tejido -un material ligero y versátil que puede mezclarse con una amplia gama de estilos - mientras que los monos, pájaros y otros animales de aspecto real que sostienen sus mesas, lámparas de mesa o adornan sus marcos de espejo están hechos a mano con chuspata y adoptan poses caprichosas. Crean una presencia juguetona y provocadora en cualquier espacio. 

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